domingo, 2 de noviembre de 2008

miradas ausentes en la calle | 18




un amigo me envía estas líneas desde Buenos Aires
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Juan querido,

En el link la muestra que te mencione hace un tiempo, sobre una hija que vuelve a sacar las mismas fotos que su padre desaparecido. http://www.museodelamemoria.gov.ar/muestras-como-miran-tus-ojos.htm

Sigo con atención y entusiasmo todos los posts de Miradas Ausentes en la calle.
Me hubiera gustado mucho estar ahí filmando eso, seria un documental del tipo de los que ando buscando hacer. El momento de destapar un afiche y volver a mirar esas miradas es realmente una nueva dimensión de la obra, inesperada, de una potencia única en su aparición.

La semana pasada estuve moderando una mesa de ponencias sobre Políticas de la Memoria en la ESMA.
Salí algo desencantado con una supuesta actividad intelectual-académica en torno al tema, que intuí algo vacía en el fondo. Genera una cierta (falsa) buena conciencia el debatir sobre el tema, pero siento que el debate se vuelve estéril. Era muy movilizador estar teniendo esas charlas precisamente adentro de la ESMA. Y muy decepcionante sentir que no se estaba debatiendo realmente nada. Eran tan solo becados e investigadores de posgrado, haciendo gala de sus conocimientos eruditos, incluso compitiendo entre si, y amontonándose en el mostrador de entrada para obtener un bendito papel que acredita que han estado tres días escuchando colegas leer ponencias, en un tono monocorde e imposible de seguir, que lo hace doblemente estéril. Mi intervención en la mesa fue precisamente un reclamo de salida del lugar. Un impulso por dejar de llenar un espacio con palabras (que entiendo vacías), y salir a dar las luchas (aún necesarias, más que nunca) en los lugares donde las decisiones políticas del estado se consuman.

Por todo esto celebro con gran alegría cada vez que te veo en tu blog pegando y volviendo a pegar tus fotos en las calles. Cuando te veo saliendo a dar la lucha, precisamente a la calle, a despegar esos afiches que permiten que vuelvan a aparecer esas miradas que nos interpelan, esos fantasmas que nos vuelven a visitar, como el rey Hamlet por la noche. Tu insistencia y perseverancia es lo que justifica el gesto.

Un gran abrazo, Jony

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