martes, 19 de marzo de 2013




Sobre Bergoglio y la memoria

Ayer después de discutir el tema de Bergoglio en la tertulia, hubo muchos mensajes cuestionando mis opiniones y las informaciones que relate en la tertulia, hubo también de los otros.

Hay compatriotas que piensan que como la justicia no proceso a Bergoglio queda demostrada su inocencia y por tanto deberíamos olvidar.

En un país como Argentina donde hubo en ejecución un metódico plan de exterminio de una generación militante, donde el miedo ha cerrado tantas bocas, hay testimonios que si no bastan para procesar al Arozobispo Bergoglio si permiten dudar de la pureza moral del Papa Francisco.

Por otra parte que al otro día de su elección, la patota de militares que es juzgada por crímenes de lesa humanidad cometidos en el campo de exterminio de La Perla hayan enarbolado escarapelas papales frente a los jueces y frente a familiares de sus víctimas, habla claro de quién es Bergoglio, de quienes son sus amigos.

También depués de esa tertulia recibí en mi correo un testimonio, de alguien que conozco de hace mucho tiempo aunque no personalmente, alguien que vive en el exterior, es cientifico y me ofrece total garantía en cuanto a la certitud de su palabra.

Me dice esto;

Estimado Juan Ángel Urruzola:Me tomo la libertad de irrumpir en su bandeja de entrada después de escuchar, a la distancia, la Tertulia de hoy, en especial el primer tramo donde se trató el tema del nuevo papa. Lo primero que quisiera hacer es agradecerle por haber roto el “amable consenso”, tan sorprendente como inicuo, que impera en los comentarios sobre el advenimiento de este individuo a la cabeza de la iglesia católica. Quisiera también compartir con usted un testimonio de primera mano, del que dispongo desde hace algunos años. Ocurre que tengo un amigo argentino y jesuita (nadie es perfecto), algo mayor que yo, que era seminarista en los años de la dictadura argentina. Este amigo me confió, una noche de angustia, que todavía tenía pesadillas en las que revivía, una y otra vez, un episodio recurrente de esa época. En ese tiempo, al menos una vez a la semana, él y sus compañeros eran despertados en medio de la noche, le daban a cada uno una pala, y los llevaban al campo, a cavar pozos. Pozos que no eran sino fosas, destinadas a albergar los cuerpos de desaparecidos. Quien despertaba y conducía a estos seminaristas, supervisando la ejecución de esa infame tarea, era, lo habrá imaginado ya, Jorge Bergoglio.Gracias de nuevo.Cordialmente,

Ante mi pregunta sobre si puedo hacer circular su testimonio, me dice;

Sí, por supuesto, podés hacer circular mi mail sin problema. Es más : hoy le pasé el dato  a Daniel Mermet, que según dijo hoy en France Inter, está preparando un programa sobre Bergoglio. Lo que yo espero es que este amigo, que sigue siendo jesuita a pesar de todo, hable algún día. Pero no me hago muchas ilusiones. La iglesia sabe matar.
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Cuuando fuí a la librería de mi amigo Alberto a buscar el libro de Vertbisky "El silencio" para preparar la tertulia del día siguiente el me contó haber estado en casa Emilio Mignone (el autor de "Iglesia y dictadura", fundador del CELS, militante de derechos humanos, padre de una hija desaparecida) cuando el y su mujer  trataba a través de Bergoglio que tenía cintactos con la Esma y el almirante Massera, de tener noticias y de salvar la vida de su hija, Alberto me envía este texto,

Aquí su testimonio;
¿Que nos está pasando? ¿Donde se nos fué la memoria?Yo viví en Buenos Aires en los años de dictadura. No me ufano de ello,fué el más cruel, triste y amenazador periodo de mi vida... y de mifamilia. Pero puedo dar fe de lo que fue vivir en medio de la luchaincansable y denodada de los organismos de Derechos Humanos yprincipalmente de la gente del CELS (de Mignone, de Augusto Compte, deCarmen Lapacó, Noemi Labrune, del Dr. Galetti y su esposa....) y deMadres de plaza de mayo.
Y puedo dar fe del arriesgado batallar en las calles y en la Plaza, delas Madres y de quienes habíamos sobrevivido, reclamando por la suertede nuestros desaparecidos. Pero no solo ello, también puedo hablar,porque lo viví, del incansable e infructuoso y la más de las veces,arriesgado peregrinar de todos los dias, de madres y familiares poroficinas y ministerios de gobierno, por comisarias y cuarteles, ytambien recurriendo a todos los niveles de la Iglesia en busca desolidaridad y respuesta. Y doy fe de la ambigua, hipócrita cuando norepulsiva, actitud de la inmensa mayoría de los jerarcas de esaIglesia, que al tiempo de pedir resignación y paciencia a madres yfamiliares, eran complices del accionar de los Generales del terror ybendecían y recibían confesión a los oficiales de los vuelos de lamuerte.
Por cierto que en la jerarquía eclesiástica hubo exepciones, secontaban con los dedos de una mano, y ellos solo se atrevían a dar unpoco más de información acerca de lo que estaba ocurriendo. Nunca todala verdad. Mayores exepciones se dieron en la base de la Iglesia,allí, muchos curas y sacerdotes, algunos de filiación montonera, otrosligados a la doctrina de la liberación, y otros por ser coherentesnada más con el verbo cristiano, arriegaron sus vidas amparandoperseguidos y acogiendo familiares para dar lugar y consuelo en tierradominada por el silencio, la persecusión y la muerte. Y muchos deestos curas y sacerdotes hoy integran listas de asesinados odesaparecidos junto a miles.
No es este el caso del entonces Sacerdote Jesuita Jorge Bergoglio,quién se ufanaba de tener "buen diálogo" con determinados niveles dela jerarquía militar "no demasiado comprometida" con la entoncesllamada Doctirna de la Seguridad Nacional. A vuelta de mandado elsacerdote Bergoglio pedía "tiempo y resignación" a madres yfamiliares, ya que "si nada habían hecho sus hijos nada les iba apasar".
Confianza y resignación pedía este complice de la dictadura al tiempoque entraba, a diario, con pase especial, por los portones de laEscuela de Mecánica de la Armada, y entraba y salia cotidianamente deldespacho del integrante de la junta militar Almirante Emilio Eduardo(el negro) Massera.
Delator de sacerdotes "zurdos" o comprometidos con la causa de loshumildes, conocedor en profundidad de todo lo que estaba ocurriendo enlos campos de concentración de la dictadura, participe concreto en laentrega de catequistas y sus familiares, luego y como perla de regalo,mediador de los militares ante el gobierno de Nestor Kirchner,para solicitar la Amnistía. 
Este, es el hoy Cardenal elegido Papa Jorge Bergoglio, cabeza de la comunidad católica.
Y salvo raras exepciones nadie recuerda esta historia!
En cambio muchos quieren ver, un mensaje esperanzador en ladesignación de quien fué, al menos, desde 1976 en adelante,legitimador del horror y de la muerte enseñoreada en su patria, desde"la casa del Señor", cubriendo su pobre humanidad con las vestidurasde la comunidad Jesuita.
Alberto Correa
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La memoria sobre lo sucedido en el Río de la Plata y en America Latina, ya no nos pertenece, pertenece a los miles de compañeros y compañeras asesinados o desaparecidos, pertenece a las decenas de miles de familias quebradas, destruidas por las acciones de militares y civiles pero también de religiosos que no supieron estar a la altura de sus votos y de su compromiso con el pueblo.


La imágen al inicio es de "capucha" en la ESMA, uno de los depósitos donde los detenidos esperaban (tirados en el suelo,lastimados por las torturas, encapuchados, encadenados y atados) a ser llevados a su "destino final" o DF como lo llamaban los marinos o sea ser tirados al mar.
Al regreso la oficialidad era escuchada por los capellanes militares que les "levantaban la moral".